La princesa en la torre
"Érase una vez, una princesita que vivía en un hermoso castillo de cristal. Ella era muy feliz allí, disfrutaba mucho su privacidad, lejos del ruido mundano y los dramas de la vida cotidiana.
Un día ella vio un grupo de gente. No era nada nuevo, siempre los veía desde su alta torre, pero esta vez fue distinto. Se dio cuenta de que eran distintos a ella. Ellos no sólo lloraban como ella creía, sino que también reían, se esforzaban, jugaban, y amaban...
Ella primero se rió, pensando 'pobres almas incautas, primero aman y luego lloran decepcionados...' Y volvía a sus aposentos a hacer lo de siempre: leer sus libros sobre mundos inexistentes en este plano.
Pasaron años así, y la princesita se convirtió en una esbelta princesa, y las demás niñas que antes veía la odiaban por su figura. Ella primero se sintió mal, pero luego recordó cuando las observaba, y reía sola. Era un poco extravagante comparada con sus compañeras, pero no le importaba mucho. Sólo le era importante si eso afectaba su rendimiento, ya que la obligaban a hacer cosas con ellas 'para aprender a compartir', y tenía que soportar su compañía durante estas actividades. Así todos la veían como una joven extraña, pero capaz de muchas cosas, y quizás por eso le temían.
Ella un día decidió bajar de su pedestal a conocer a las demás personas. Quería entender cómo podían sentir tantas cosas, y lo primero que hizo fue sufrir. Sufrir, porque descubrió que no podía llamarse persona si su piel era tan dura que no pasaban los sentimientos. Luego se sintió muy sola. Ya que nunca antes se había acercado mucho a nadie, nadie la buscaba como buscaban a sus cercanos. Finalmente fue feliz, ya que comprendió que todo es una búsqueda por el equilibrio, y que todo lo malo va de la mano con lo bueno.
Un día ella vio un grupo de gente. No era nada nuevo, siempre los veía desde su alta torre, pero esta vez fue distinto. Se dio cuenta de que eran distintos a ella. Ellos no sólo lloraban como ella creía, sino que también reían, se esforzaban, jugaban, y amaban...
Ella primero se rió, pensando 'pobres almas incautas, primero aman y luego lloran decepcionados...' Y volvía a sus aposentos a hacer lo de siempre: leer sus libros sobre mundos inexistentes en este plano.
Pasaron años así, y la princesita se convirtió en una esbelta princesa, y las demás niñas que antes veía la odiaban por su figura. Ella primero se sintió mal, pero luego recordó cuando las observaba, y reía sola. Era un poco extravagante comparada con sus compañeras, pero no le importaba mucho. Sólo le era importante si eso afectaba su rendimiento, ya que la obligaban a hacer cosas con ellas 'para aprender a compartir', y tenía que soportar su compañía durante estas actividades. Así todos la veían como una joven extraña, pero capaz de muchas cosas, y quizás por eso le temían.
Ella un día decidió bajar de su pedestal a conocer a las demás personas. Quería entender cómo podían sentir tantas cosas, y lo primero que hizo fue sufrir. Sufrir, porque descubrió que no podía llamarse persona si su piel era tan dura que no pasaban los sentimientos. Luego se sintió muy sola. Ya que nunca antes se había acercado mucho a nadie, nadie la buscaba como buscaban a sus cercanos. Finalmente fue feliz, ya que comprendió que todo es una búsqueda por el equilibrio, y que todo lo malo va de la mano con lo bueno.
Pasó un año, y ella de pronto notó que, aunque era más humana de lo que jamás creyó poder serlo, había algo que faltaba: un compañero de vida. Bien, no todos lo tenían, pero lo buscaban, y practicaban con el que creían que lo sería. Ella no se sentía mal por eso, porque aunque no le habían faltado oportunidades para buscarlo, tenía pánico de salir lastimada. Ya había visto a muchas personas así. Demasiadas. Pero no ha perdido las esperanzas de ser encontrada por un príncipe azul que la cuide y la ame como se merece.
¿El final? No está aún escrito. La princesa aún tiene mucho que aprender y que vivir, pero ya puede sentirse más humana de lo que jamás creyó poder ser. Hoy aún goza en su torre de cristal, pero ya no es la gélida pieza de otrora, sino que era un lugar agradable, donde ya no había lugar para la desgracia. esperemos que esta princesa sea feliz en este mundo tan complicado a veces.
..::··Music it's my life; Music will be my death··::..
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